EL DESARROLLO ECONÓMICO

En la segunda década del siglo veintiuno la economía argentina merced a la acumulación de desequilibrios macroeconómicos en el plano fiscal y externo que se reflejaron en escasez de divisas, aceleración inflacionaria, aumento del endeudamiento y el riesgo país, registró un crecimiento promedio anual prácticamente nulo. Incluso el PIB per cápita (dólares PPA) en el año 2020 se ubicaba por debajo de su nivel del año 2006.

Entre las variables que influyen en el crecimiento sólo el consumo público creció en promedio a tasas positivas en esta década, no así la inversión, las exportaciones, ni el consumo privado. El empleo privado tampoco creció durante este período. Como consecuencia de los desequilibrios macroeconómicos, y la apreciación cambiaria de buena parte de la década, sectores como la industria y la construcción tuvieron un peor desempeño que los servicios en general.

La pandemia por Covid 19 y las medidas de aislamiento establecidas agravaron la situación laboral y de ingresos de muchas personas. Entre 2019 y 2021 los puestos de trabajo registrados cayeron un 2,9% en el sector privado y aumentaron un 3% en el sector público, mientras el empleo no registrado acumuló una caída de 5% en esos dos períodos.

La discusión y la evidencia, sobre la estructura económica y el desarrollo está indisociablemente ligada al cambio técnico y a la acumulación del conocimiento. Esto pone en debate el análisis puramente sectorial, y es así que términos como industria 4.0, bioeconomía, economía del conocimiento son aspectos que refieren más a los procesos productivos que al producto final.

Según CEPAL “El proceso de desarrollo conlleva, .... diversificación de actividades, productos y procesos productivos en dos sentidos: una ampliación de la variedad del conjunto de bienes que la economía produce y utiliza y, de forma complementaria, un mayor contenido de habilidades técnicas y conocimientos incorporados en ellos”.

La importancia que la teoría económica atribuye a los sectores intensivos en tecnología y conocimiento no implica desconocer el hecho que los países o regiones abundantes en recursos naturales puedan avanzar en la diversificación productiva a través del aprovechamiento de los encadenamientos y/o la inserción en cadenas globales de valor.

Sin embargo, ello implica consideraciones respecto al cuidado del medio ambiente y como aprovechar las oportunidades que posee la Argentina (minería, petróleo, etc.), sin comprometer el bienestar de las generaciones futuras.

Este eje tendrá como desafío pensar cómo es posible una integración de la economía argentina a la economía mundial en forma armónica y dentro del marco de un desarrollo sustentable hacia los sectores productivos, pero también hacia la sociedad.

Por ello y en el marco de todos estos interrogantes, la pregunta crucial es cuál es el rol posible para el Estado para generar nuevas matrices de crecimiento con inclusión en el marco de esta economía globalizada.